La mayoría de las historias de ficción conocidas (películas,
libros, series de tv, animaciones, etc) siguen la misma rígida estructura que
todo el mundo conoce. Los personajes hacen lo que se espera que hagan. Todo se encuentra en el mismo lugar. Los
chicos buenos siempre ganan. Los chicos malos reciben su castigo. Cada entrega
y cada obra resulta más pan con lo mismo.
Si te pones a analizar objetivamente las historias que conoces, te darás cuenta que gran parte de ellas no son muy diferentes entre sí, sólo uno que otro detalle en cuanto a cómo son
malos los villanos y qué técnicas específicas usan los héroes para vencerlos. Con
el simple hecho de haber visto una o dos historias del mismo género, uno ya
conoce la fórmula, y es capaz de predecir que va a suceder cuando se encuentra
viendo una historia “nueva”.
Qué aburrido, ¿no?
Entonces, ¿por qué casi todas las series de televisión
famosas son iguales? ¿Por qué cada novela de detectives del montón vende más
que las que siguen un diferente patrón? ¿Por qué las personas ignoran las historias
de amor que son diferentes a las más usuales? ¿Cómo es que la gente no se
aburre de ver a los mismos tipos de villanos fallar una y otra vez contra los
mismos tipos de héroes?
La respuesta es simple, las personas que ven o leen ésas
historias están predispuestas a discernir de la estructura y a concentrarse en
los detalles. Los autores hacen a un lado la forma de la historia y se
concentran en el contenido. La audiencia está tan acostumbrada a la misma
fórmula, que si algo es diferente a la estructura conocida entonces “es basura”.
No hay mucho de dónde escoger para quienes desean ver o leer
algo con una fórmula diferente.
La fórmula de siempre es lo que la mayoría busca y lo que le resulta más agradable a la audiencia, es una fórmula que ha comprobado en incontables ocasiones su efectividad.
La fórmula de siempre es lo que la mayoría busca y lo que le resulta más agradable a la audiencia, es una fórmula que ha comprobado en incontables ocasiones su efectividad.
Seguir una historia con una estructura conocida es algo
cómodo, uno no tiene que romperse mucho la cabeza para comprenderla y sólo
tiene qué memorizar los detalles que la hacen diferente. Además, la audiencia
sabe muy bien qué esperar, la mayoría de ellos quieren ser conmovidos pero no
ser fuertemente sorprendidos.
Las historias de ficción son principalmente entretenimiento,
la gente quiere tener sensaciones precisas cuando ve o lee algo que le agrada. Seguir
una historia parecida a una que te ha gustado es una forma de asegurarte de que
tendrás las emociones que buscas.
Los pocos detalles diferentes hacen sentir al público que están viendo una historia nueva o diferente, porque como ya se dijo, omiten la estructura y se concentran en los pormenores. Por ello, aunque casi todas las obras de un género son muy parecidas, cada quien seguirá la que tenga los detalles que más le gusten.
Claro, no esperes que los fanáticos más aferrados de una obra de este tipo se den cuenta de todo esto, para ellos su obra favorita es cien por ciento única.